Ayer yendo a hacer recados caí en la cuenta.

Estas semanas estoy disfrutando mucho de mi baja por embarazo. Ya sabéis que trabajo en una Escuela maravillosa y que a diario tengo que desplazarme 100km para disfrutar de una jornada con unxs niñxs maravillosxs en medio de la sierra. Pues desde hace semanas disfruto de días para mí y poco a poco voy siendo consciente de pequeños gestos que me hacen sentir bien y que con el trajín del día a día laboral me son difíciles de disfrutar. Son hechos, seguramente muy comunes para algunas personas, pero muy difíciles para otras por cuestiones de dificultades laborales, económicas, geográficas…

Ayer después de dejar a Lucas tuve que realizar “mandaos”. Es que eso de realizar “mandaos” como se ha hecho cuando éramos pequeñxs en nuestras familias con tanta facilidad ahora nos es super difícil encajar dentro de una vida familiar y laboral. Vaya por delante que tengo la suerte de tener un trabajo que me permite tomar mis días para asuntos propios, pero estos suelen reservarse en mi caso para gestiones importantes.

Ayer hice algo tan simple como realizar la compra para rellenar el frigo y despensa en diferentes comercios. De esta manera pude elegir entre calidad/precio que se adecua a mis principios y bolsillo. Algo tan simple y tan difícil de realizar en el día a día del trajín laboral. Fui al mercado a por fruta y verdura; al supermercado a por unos yogures bio y tal que come mi pequeño y ya de paso compré solo dos o tres cosas que nos gustan de allí; a una tienda que nos gusta mucho para el pescado y la carne… Es que algo tan simple como comprar de forma consciente, teniendo tiempo para dedicarle a los viajes entre tienda y tienda, valoración de productos, elección propia a partir de mis gustos y principios resulta algo complicado cuando debes conciliar trabajo y familia. Lo normal cuando gasto en mi vida 2 horas en el camino de ida y vuelta hacia mi trabajo, realizo todas mis funciones y vuelvo a casa casi de noche es que termine yendo a una macrosuperficie para realizar estas tareas. Allí lo tienen todo. Pero puede que no concuerde con la idea que yo tengo en mi cabeza de lo que quiero comprar por ideales, que solo pueda elegir entre A o B y que los precios estén desfasados. Ayer compré dos kilos de mandarinas por 1,25€ el kilo. En mis embarazos me da por las mandarinas que da gusto. Realmente, si os soy sincera no confiaba nada en ellas jajaja. Me fui con la idea de: “A mí estas no me han gustado por aspecto y las he comprado solo porque me ha dicho que están jugosas y he confiado. Verás cuando llegue a casa”. ¿Qué pasó? Que flipé con su sabor y jugo cuando me abrí una al atardecer. ¡¡Sabían a mandarina!! Algo a lo que no estaban sabiéndome esas bolitas redondas y naranjas pulidas que estaba comprando a casi 4€ el kilo y sobrepasando esta cantidad también.

Así que mientras volvía a mi casa, con el maletero lleno de manjares y sintiéndome contenta por haber comprado justo lo que necesitaba, caí en la cuenta. Es que para ti es muy difícil hacer esto en tu día a día. Los mercadillos están por la mañana, esa tienda que tanto te gusta solo abre en las mañanas, al supermercado que vas a por tus cositas bio sí que puedes ir por la tarde, pero cuando tienes que elegir entre ir con Lucas un rato al parque o hacer diferentes “mandaos” te terminas decantando por ir donde lo tienen absolutamente todo. Pero… al final me puedo pasar perdida entre esos pasillos las tres horas que dediqué ayer a mis “mandaos”… Es para pensarlo…

¿Y tú amigx? ¿También sientes y charlas con las personas de tu alrededor sobre el tiempo que nos roban las responsabilidades del día a día? En mis tiempos mozos a mí me gustaba mucho escuchar ponencias sobre temas conspiranoicos jajaja Y lo veía tan claro. ¿Será que nos quieren sin tiempo? En mi caso siento que desprendiéndome de diferentes runrunes mentales soy capaz de generar cada vez más momentos de calidad. Y eso para mí es tiempo. ¿Y para ti?