Este fue el mensaje que le mandé a las personas más importantes de mi vida tres días antes de conocer lo que verdaderamente es el dolor.
La noche que percibí que esta vez la enfermedad de Conito podía no tener solución lo sentí todo tan claro. ¿Por qué cada vez que mi mundo se desmorona la vida decide que mis dos pilares se tambaleen? ¿Por qué no me da un poquito de chance?

Porque la vida, al fin y al cabo, es vida… no hay más

Siento la conexión que tenían, de alguna manera el abu siempre te sintió nieto. Te quiso porque yo te amaba. Él nunca juzgaba, solo acompañaba. Qué difícil es continuar sin él. Cada minuto de mi existencia lo paso recordándole. Pero la vida es vida y tiene la manía de seguir. Y es tan extraño dejarse llevar mientras tu interior le vela. Es tan duro sonreír cuando tu alma llora. Una anormalidad que sé me acompañará por siempre. Porque siempre lo supe, él era mi mejor amigo.