¿Cosas que nos interesan a lxs crocheterxs?

¡De todo! Cualquier tema es perfecto para pasarnos horas charlando y disfrutando de buena compañía. Si ya acompañamos este combo tejiendo y tomando algún tentempié en un buen sofá y con una candela chisporroteando la gustosidad crocheteril se vuelve infinita. Así que coge tu labor, pon el airecito caliente a funcionar y agarra tu taza. ¡Hoy aprendemos juntas charlando!

Desde el principio te vengo comentando que este es un blog diferente. Aquí jamás encontrarás títulos que pretenden que SEO o las estadísticas les amen. Aquí la pretensión es que nos amemos nosotrxs. Aquí no se expondrán textos esquematizados que te ayuden a memorizar una información dos días para después olvidarla. Aquí te daré la mano para que juntxs generemos aprendizajes significativos, de esos que llegan al corazón y se establecen en nuestro ser. Porque para mí tú no eres un número, para mí eres unx amigx.

¿Entonces de qué vamos a hablar hoy aquí? ¡De agujas!

Me apetece charlar un rato contigo y contarte las agujas que puedes encontrar en mi Crochet Corner del salón o las que tengo en el taller. Según qué proyectos utilizo unas u otras. Pensarás que todas son iguales, pero a mi parecer no. Siento que sus aleaciones son diferentes y que eso las hace comportarse de manera desigual.

Por ejemplo, yo siempre he sido de Clover. Bueno, ya no jajaja. Os juro que he sido de Clover fan e hiper fan. Todo el rato, como si no hubiera un mañana. Esas agujas doradas que tan rápido crocheteaban y de las que estaba totalmente enamorada. Pero una mañana se esfumó todo mi querer. Resulta que estaba en el piso de mi amiga Susimiu y esta me dijo:

Tía, ¿has probado las Tulips?
Yo paso”, le contesté.
No, en serio. Tienes que probarlas. Son buenísimas. A mí me tienen enamorada. Toma, llévate este estuche que vas a flipar

Era el estuche de las Tulips Etimo Silver. La verdad es que eran preciosas, pero mi atención no la llamaban. Aunque si Laura hablaba de esa manera de ellas es porque algo tendrán. Venga, haría el esfuerzo y las probaría.

¡Cómo cambió mi parecer! De pronto me sentía muy a gusto con ellas. Claro, yo hacía crochet pero a través de variaciones y la punta afilada de esas nuevas agujas me venía perfecta para realizar los ensartes y no morir en el intento. Además, se deslizaban a la perfección y el mango no me resultaba para nada incómodo ¡Qué maravilla!

Desde entonces, es algo que he estado aconsejando en todos mis patrones y cursos, porque si es bueno para mí lo es para ti. Somos gemeliers crocheteriles y nos encanta tejer con “de lo bueno lo mejor”.

Más tarde llegaron las rosas. ¡¡Ohhh!! Qué bonitas. Me las compré una a una. Pero me las compré solo porque pegaban con diferentes proyectos que tenía en marcha jajaja Yo soy así. Mis herramientas tienen que pegar con mis proyectos. Me gusta esa paz que me da el visualizar mi momento crocheteril. Me parece tan bello. Y me apetece volver a él con ganas.

Pues eso, que no encontraba diferencia entre negras y rosas. La única diferencia es si pegaban o no con el hilado que estaba utilizando, la bolsa que contenía la labor, los marcadores que marcaban mis puntos y la ropa que llevaba puesta. ¡Ouuuhh yeah! No pienso mentirte. ¡Sí, soy! Jajaja

Y de pronto, sacaron las rojas. Yo sabía que existían desde hacía varios años atrás. Laura me había comentado que en su viaje a Japón las encontró y se las había comprado. Pero, de nuevo, tampoco llamaban mi atención. Solo eran rojas, no me iban a pegar con muchos de los proyectos que yo realizo. Mis colores son tierra y pasteles. No creo que…

¡¡Oye, con los tierras puede pegar!!

Así que un día charlando con Estefa, mi sista/mifa/gemelier del crochet, le dije: “¿Las rojas qué?, ¿Te las cojo?. Es que como me vas a traer el estuche de Namaste en rojo me van a pegar que te c***s”. Ya tenía la excusa perfecta ;)

Cuando las probé, lo noté. Aquí estábamos tratando con otro tipo de material. Puede que lo digan o no, que en realidad sea el mismo que el de las otras Tulips, que la reacción de la aleación con el tintado hagan que se comporten diferentes. Yo qué sé, pero ¡¡illa!!, estas son unas Ferrari. Van súper rápidas, deslizan como si la fibra fuera mantequilla, hacen que la secuencia al crear las puntadas sean más livianas y, por ende, tengas que emplear menos esfuerzo. ¡Simplemente me encantan!

¿Pero siempre es así cómo yo lo siento?

¡¡No!! Porque me ha pasado que con algunas fibras concretas no siento este nivelón que asemejo a Ferrari. En alguna fibra siento que la aguja Tulip roja me frena. De ahí mi pensamiento de que el comportamiento de la aleación de la aguja y el material que vamos a utilizar son dos términos muy importantes a tener en cuenta a la hora de enfrentarte a un nuevo proyecto. De ellos depende que tu sensación crocheteril llegue al Nirvana.

Y hablando de Nirvana, ¿nos escuchamos este temazo?

 

PD: Mi otro sitio de perdición es Delana Sevilla. Es entrar y llevarme todas las Tulips rojas que tenga. ¡Me las llevo hasta repe! Es que soy muy manazas y se me caen mucho jajajja